Lonely Planet cierra gran parte de su negocio millonario

Pocos nombres hay tan importantes en el sector editorial como el de Lonely Planet. La editorial dedicada a las guías de viajes ha sido una absoluta autoridad desde que el negocio comenzara en los años 70 de la mano del matrimonio formado por Tony y Maureen Wheeler. Pero ni su enorme popularidad les ha salvado de que la «nueva» propietaria de la empresa haya decidido cargarse la compañía. Y son tantas veces las que esto ha ocurrido que ni nos sorprende.

Lonely Planet comenzó como una modesta empresa que editaba guías prácticamente de manera amateur sobre destinos exóticos que no solían ser muy conocidos en los 70. Sus primeras guías sobre Asia eran interesantes, pero posiblemente nadie consiguió completar un viaje de forma exitosa con ellas. Como lectura, no obstante, entretenían, sobre todo porque además de que cada capítulo del libro estuviera dedicado a una ciudad asiática, se incluían una suerte de mapas dibujados a mano que permitían dejar que nuestra imaginación los interpretara al libre albedrío.

Pero la pareja que empezó el negocio no tardó en ver que poco a poco la cosa funcionaba y eso les permitió contratar a gente que sí que hizo buenas guías. Todo pasó de un negocio personal de aficionado a una entidad que cada vez tenía más y más empleados. Cientos de personas trabajaban en las oficinas de Lonely Planet y otras tantas viajaban por el mundo para crear las mejores guías.

El negocio pasó por varias operaciones de venta y en última instancia cayó en manos de NC2 Media. Y como suele ocurrir en muchos casos, esta empresa en vez de seguir la línea de negocio que se estaba siguiendo, ha decidido que va a cargarse la compañía e intentar sacar tajada a la desesperada. Así, las oficinas de Lonely Planet tanto en Londres como en Melbourne cierran sus puertas y dejan en la estacada a cientos de empleados. Se cancelan los planes editoriales de absolutamente todo menos de las guías, pero incluso estas van a seguir editándose en menor medida.

Y sí, los libros ya escritos seguirán reeditándose, porque al fin y al cabo es trabajo ya hecho que da beneficio íntegro. Suponemos que seguirán reeditándose hasta que se queden tan desfasadas que la gente vea que son un engaño y se dejen de vender. Y con eso el gran nombre de Lonely Planet habrá quedado en el basurero. Una lástima, porque la empresa llegó a significar muchísimo. Si en su tiempo sus fundadores no la hubieran vendido seguro que la historia sería diferente, pero todo emprendedor en un momento de su vida se tiene que plantear qué hacer con su negocio.

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