H&M, Nike y otras marcas se enfrentan con China

China es un país al que, en principio, no le puedes levantar la voz si no quieres que, poco después, comiences a sufrir las consecuencias. Son como ese chico grandote que te hace bullying o que es tan duro que no deja que nadie le lleve la contraria o le diga la verdad sobre lo que él no quiere ver. Algunas marcas textiles han atacado a China, y el país les ha devuelto la afrenta de una manera destructiva.

Nike y H&M, entre muchas otras marcas, han hablado de la preocupación que sienten acerca de cómo se habla acerca del esclavismo y trabajo forzado que se está llevando en las fábricas de algodón de Xinjiang. Desde China, por supuesto, argumentan que todo es mentira y que se está tejiendo un ataque organizado contra esta parte de su país donde se produce algodón de gran calidad.

Y, cansados de esos ataques, lo que ha hecho China ha sido comenzar a boicotear a las marcas. Las ha puesto en el punto de mira, las ha convertido en el objetivo a bloquear, a ignorar, en el enemigo occidental al que no hay que darle tregua bajo ninguna de las circunstancias. Las tiendas de estas marcas se han vaciado. En los centros comerciales, sus logos se han eliminado de las puertas de los mismos. Los clientes no compran en sus tiendas y, en las redes sociales, todos los chinos cargan contra esas marcas.

Al mismo tiempo que critican a Nike y compañía, los chinos defienden la forma en la que se trabaja en Xinjiang y hablan de las maravillas de su algodón. El gobierno chino dice que los trabajadores de esas fábricas participan en programas de reinserción laboral, sistemas antipobreza y de relajación de religiones extremas, en relación a la presencia de muchos musulmanes.

Pero nadie cree a China, porque el mundo y la historia reciente nos han enseñado a no creer en lo que diga China, nunca. Hasta los famosos e influencers chinos han cancelado sus contratos de publicidad con las marcas boicoteadas. No sorprende, porque China siempre ha sido una nación colmena.

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